USMCA Two Years Later

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To commemorate the entry into force of the United States-Mexico-Canada Agreement two years ago, the U.S. Department of Labor is highlighting some of the accomplishments of our engagement with Mexico and the challenges that still lie ahead. We asked Deputy Undersecretary for International Affairs Thea Lee to share her thoughts on the following key questions:

As you look back on the past two years, what do you consider to be the USMCA’s most important achievements for workers’ rights?

The most important achievement of the USMCA to date is, without a doubt, Mexico’s setting up an entirely new labor justice system as part of the labor reform. As part of USMCA, Mexico agreed to pass and implement a sweeping labor reform bill that included a complete transformation of the institutions where workers make claims about violations of their rights.

During the last two years, Mexico has set up an entirely new labor court system and created new centers for worker-employer conciliation, at both the federal and local levels, and in each of the 32 Mexican states. At the same time, Mexico is dismantling the old labor board system, which was the source of so much misconduct prior to the reform. That also meant setting up the Federal Center for Labor Conciliation and Registration that centralizes processes for union and collective bargaining agreement registration.

We have already seen how the Federal Center is making labor regulation processes more transparent and consistent with the rule of law. Setting up these institutions, and finding and training professionals to run them, is a tremendous undertaking, but it is already improving the Mexican workers’ access to labor justice.

Flags of Canada, the U.S. and Mexico

What have you learned from collaborating with Mexico?

A lot of attention has been paid to the Rapid Response Mechanism, which has been used to address allegations of violations of trade union rights at specific workplaces. For ILAB, the cases present opportunities to work closely with our Mexican counterparts as they leverage their own institutions, including the new ones created through labor reform.

The first self-initiated action at GM Silao set the tone for a productive and collaborative partnership between our department and the Mexican Ministry of Labor. It delivered remedies for workers in that case and laid the groundwork for some pretty exciting outcomes. We’ve built upon that collaboration to advance workers’ rights in other actions as well.

We regularly engage with our Mexican counterparts on other pieces of the USMCA toolbox, including technical assistance and exchanges, programming to get the word out about the reform to workers and employers, or events that we organize together. Through these engagements we identify mutual interests, share our concerns, and identify solutions for labor rights developments beyond rapid response cases, and we establish ways to address the challenges that arise in this ambitious undertaking.

What are the most exciting labor-related opportunities under the USMCA over the next two years? And what are the most pressing challenges?

I am most excited about how the labor reform provides spaces for workers to learn about and exercise their rights. For example, the protocol for the vote on legitimizing existing collective bargaining agreements establishes that workers must have a copy of the agreement to read before they are asked to vote on it. Before the reform, workers rarely saw a copy of their collective bargaining agreements, and now they must be shown one. Workers are seeing how their agreements compare to the benefits established by law. Workers now ask, “Am I receiving what the law requires? Am I getting what I deserve?” If the answer is no, this same legitimation process provides workers the tools to effect change.

The labor reform strengthens workers’ voices in several ways. Workers now have the right to vote on a whole set of decisions about the right to choose their own unions and the right to bargain that are new to Mexico. Asking workers to approve the terms of their employment through consultations like these reinforces worker ownership of these tools, so that they are in position to improve conditions at their workplaces.

We’re talking about this in terms of benefits to Mexico, but the agreement is designed to ensure a fair playing field for American workers and businesses as well. Raising labor standards in Mexico means American-based businesses don’t have to compete against unfair labor practices to improve their bottom line. That means better working conditions and a fairer playing field for everyone, including the American worker.

Yes, challenges abound. There are still plenty of difficult employers that don’t yet understand that the labor context has changed, or unions that think they can continue to rely on protection contracts and don’t need to learn how to organize. There is a long way to go to educate the public about the reform and what the new law means for them. The U.S. is committed to seeing this reform take shape, and we continue to work with our partners in Mexico to meet these challenges, as we have throughout the reform implementation.

 

 

Dos años después del T-MEC

Para conmemorar la entrada en vigor hace dos años del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá, el Departamento de Trabajo de EE.UU. está destacando algunos de los logros de nuestras interacciones con México y los desafíos por abordar. Hemos pedido a la subsecretaria adjunta de Asuntos Internacionales Thea Lee que nos comparta algunas reflexiones en base a las siguientes preguntas clave:

1. Al evaluar estos últimos dos años, ¿cuáles considera que han sido los logros más importantes del T-MEC para los derechos de los trabajadores?

El logro más importante del T-MEC hasta la fecha es sin duda la implementación por México de un sistema de justicia laboral completamente nuevo como parte de la reforma laboral. Como parte del T-MEC, México acordó aprobar e implementar un amplio proyecto de ley de reforma laboral que incluía una completa transformación de las instituciones donde los trabajadores denuncian violaciones a sus derechos.

Durante los últimos dos años, México ha establecido un sistema judicial completamente nuevo para casos laborales y ha creado nuevos centros de conciliación obrero-patronal tanto a nivel federal como local, y en cada uno de los 32 estados mexicanos. Al mismo tiempo, México está desmantelando el antiguo sistema de juntas laborales que fue fuente de tantas malas conductas antes de la reforma. Eso también significó la creación del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, el cual centraliza los procesos de registro de sindicatos y acuerdos de negociación colectiva.

Ya hemos visto cómo el Centro Federal está haciendo que los procesos de regulación laboral sean más transparentes y consistentes con el estado de derecho. Establecer estas instituciones y encontrar y capacitar profesionales para administrarlas es una tarea enorme, pero ya está mejorando el acceso de los trabajadores mexicanos a la justicia laboral.

2. ¿Qué ha aprendido al colaborar con México?

Se ha prestado mucha atención al Mecanismo de Respuesta Rápida, que se ha utilizado para abordar denuncias de violaciones de los derechos sindicales en lugares de trabajo específicos. Para ILAB, los casos presentan oportunidades para trabajar en estrecha colaboración con nuestras contrapartes mexicanas a medida que utilizan sus propias instituciones, incluidas las recién creadas con la reforma laboral.

La primera acción autoiniciada en GM Silao marcó la pauta para una asociación productiva y colaborativa entre nuestro departamento y la Secretaría del Trabajo de México. Proporcionó remedios para los trabajadores de ese caso y sentó las bases de algunos resultados bien interesantes. También nos hemos basado en esa colaboración para promover derechos de los trabajadores en otras acciones.

Regularmente nos relacionamos con nuestras contrapartes mexicanas en otras piezas de la caja de herramientas del T-MEC, incluidas asistencia técnica e intercambios, programación para comunicar la reforma a trabajadores y empleadores, y eventos de organización conjunta. A través de estas relaciones, identificamos intereses mutuos, compartimos nuestras preocupaciones e identificamos soluciones para desarrollos de derechos laborales más allá de los casos de respuesta rápida. De igual manera, establecemos las formas de abordar desafíos que surgen de esta ambiciosa tarea.

3. ¿Cuáles son las oportunidades de ámbito laborales de mayor interés bajo el T-MEC en los próximos dos años? ¿Y cuáles son los desafíos más apremiantes?

Lo que más me conmueve es cómo la reforma laboral brinda espacios para que los trabajadores aprendan sobre sus derechos y luego ejerzan esos derechos. Por ejemplo, el protocolo para la votación de legitimación de convenios de negociación colectiva existentes establece que los trabajadores deben tener una copia del convenio para ser leída antes de que se les pida votar. Antes de la reforma, los trabajadores rara vez veían una copia de sus contratos de negociación colectiva, y ahora se los deben mostrar. Los trabajadores están viendo cómo comparan sus acuerdos con los beneficios establecidos por ley. Los trabajadores ahora preguntan: “¿Estoy recibiendo lo que la ley exige? ¿Estoy recibiendo lo que merezco?” Si la respuesta es no, este mismo proceso de legitimación brinda a los trabajadores las herramientas para efectuar el cambio.

La reforma laboral fortalece la voz de los trabajadores de varias formas. Los trabajadores ahora tienen derecho a votar sobre todo un conjunto de decisiones sobre el derecho a elegir sus propios sindicatos y el derecho a negociar. Esto es nuevo en México. Pedirles a los trabajadores que aprueben los términos de su empleo a través de consultas como estas refuerza la propiedad de los trabajadores sobre estas herramientas para que estén en condiciones de mejorar condiciones en sus lugares de trabajo.

Estamos hablando en términos de beneficios para México, pero el acuerdo está diseñado para asegurar también un campo operacional justo trabajadores y empresas estadounidenses. Elevar las normativas laborales en México implica que para mejorar sus resultados las empresas en Estados Unidos no tienen que competir frente a prácticas laborales injustas. Esto implica mejores condiciones de trabajo para todos, incluido el trabajador estadounidense.

Es cierto que hay muchos desafíos. Todavía hay muchos empleadores difíciles que aún no entienden que el contexto laboral ha cambiado, o sindicatos que piensan que pueden seguir confiando en contratos de protección y que no necesitan aprender cómo organizarse. Aun queda un largo camino por recorrer para educar al público sobre la reforma y sobre lo que la nueva ley significa para ellos. EE.UU. está comprometido a que esta reforma siga tomando cuerpo, y seguimos trabajando con nuestros socios en México para superar esto desafíos, tal y como se ha hecho a lo largo de su implementación.

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