Una historia de dos huelgas

Varios trabajadores descargan mercancías de grandes contenedores en un puerto.
Trabajadores en el puerto de Baltimore. 

¿Qué tienen en común los músicos de sinfónica y los estibadores?  A primera vista, se podría decir que no mucho. Pero si hubiera dicho eso este otoño, se habría equivocado. Después de meses de negociaciones, los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington DC (NSO, por sus siglas en inglés), representada por el Local 161-710 de la Federación Estadounidense de Músicos (AFM, por sus siglas en inglés), y los estibadores que trabajan en los puertos del Este y del Golfo, representados por la Asociación Internacional de Estibadores (ILA, por sus siglas en inglés), se declararon en huelga para exigir mejores salarios y proteger la integridad de los empleos que tanto les importan.  Antes de estas huelgas, la última huelga portuaria de la ILA y la huelga de la NSO de la AFM fueron en 1977 y 1978, respectivamente.

La huelga de la ILA recibió una atención nacional abrumadora y tenía el potencial de afectar a la economía mundial.  La huelga de la AFM recibió poca atención local y tenía el potencial de afectar muy poco más allá de una gala de la noche de apertura.  Pero en algunos aspectos muy importantes, las dos huelgas fueron idénticas. En los años de pandemia que precedieron a las negociaciones de la ILA, los estibadores estaban sujetos a un contrato con aumentos salariales anuales promedio de menos del 2% mientras que las compañías navieras disfrutaron de beneficios récord. Durante el mismo período, los músicos aceptaron recortes salariales inmediatos del 35% y congelamientos salariales adicionales para ayudar a la NSO cuando no hubo presentaciones en vivo debido a las precauciones por el COVID. Y mientras la NSO no obtuvo ganancias récord (es una entidad sin fines de lucro), ella – y su “matriz”, el Centro Kennedy para las Artes Escénicas – vio su relación entre ingresos y gastos mantenerse estable

Sin embargo, cuando comenzó esta reciente ronda de negociaciones, ni la Alianza Marítima de Estados Unidos (la asociación multipatronal de transportistas de contenedores, operadores portuarios y asociaciones portuarias que prestan servicios en las costas este y del golfo de Estados Unidos) ni la NSO ofrecieron los aumentos salariales que los sindicatos y sus miembros consideraban adecuados en aquellas circunstancias. 

En ese momento, los estibadores y los músicos tenían tres opciones. Podían renunciar individualmente y buscar trabajo en otro lugar, aceptar a regañadientes las ofertas que consideraban inadecuadas o ejercer su derecho protegido de no prestar sus servicios y hacer huelga pacíficamente. En ambos sindicatos, los trabajadores optaron por hacer huelga y, en ambos casos –después de huelgas muy breves (de aproximadamente dos horas para los músicos y de tres días para los estibadores)– las disputas terminaron al recibir los trabajadores  aumentos salariales mayores que las últimas ofertas de sus empleadores en la mesa de negociaciones.

Así es exactamente como se supone que debe funcionar la negociación colectiva libre. El derecho a la huelga es la piedra angular del derecho a la negociación colectiva, un derecho incorporado a la Ley de Notificación y Divulgación Obrero-Patronal, que la Oficina de Normas de Gestión Laboral aplica. Y mientras la mayoría de los acuerdos de negociación colectiva se resuelven sin que los trabajadores tengan que hacer huelga, el hecho de que los trabajadores tengan ese derecho y que a veces lo ejerzan es fundamental para el sistema de negociación colectiva. Eso se debe a que les permite demostrar el valor de su trabajo al no realizarlo e incentiva a los empleadores a sentarse a la mesa para negociar. 

Si bien lo ideal sería que los empleadores ofrecieran a los sindicatos y a los trabajadores que representan contratos justos antes de la fecha límite para declarar una huelga, el derecho a la huelga y el ejercicio ocasional de ese derecho son una parte esencial para garantizar que la negociación colectiva realmente funcione. Los trabajadores en huelga son un recordatorio real para los empleadores de que las voces de los trabajadores merecen su atención.     

 

Jeffrey Freund es director de la Oficina de Normas de Gestión Laboral del Departamento de Trabajo.